miércoles, agosto 17, 2005

El oficio de ser mamá

Que nadie lo ponga en duda: yo AMO a mi sobrino, es un bb encantador y muy simpático, y me encanta estar con él todo el día. Lo que no me quita un nuevo adquirido respeto por la profesión de madre; no es nada fácil eso de vivir en un ciclo leche-eructos-pañales-hacer dormir-encontrar un segundito para hacer pis-leche- etc etc etc y así ad infinitum, o hasta que el niño crezca, lo que ocurra primero.
Encima moi, que si no duermo como Dios manda (leáse:8-9 hs por día) tiendo a arruinar mi de por sí *adorable* personalidad, no estoy como para esos trotes de andar durmiendo 2 horitas por día??? Hasta ahora en mi vida las únicas contingencias que me han permitido pasar una noche awake son por estudio impostergable, salida juvenil y/o ocasiones especiales de índole emocional. Tá bien que un hijo entra ampliamente en esta última categoría, perooo... no sé, me da como un calambre. Convengamos que desde que salí de la adolescencia como que tener hijos se convirtió en una cosa medio ríspida, no sé, es una decisión bastante huge (no es que la necesite tomar right now...).
Mejor hablamos en digamos, 10 años y vemos si me decidí a parir alguna vez.
Y ahora me tengo que ir, porque hablando de Roma, llegó mi sobrino de visita sorpresa (y después acompañé a la madre al pediatra a que le hiciera las recetas para la leche y OH-MY-GOD! había no solamente 1, sino 2 compañeras mías de la primaria con sus respectivos hijos de más o menos 3-4 años y 6 meses en brazos. Si ese no es mi reloj biológico pateándome los *huevos* a los gritos, no sé qué es!).
Esto era nada más que un sincero saludo de Atalía Donosi a todas aquellas damas que tienen los huevos de tener a sus hijos y criarlos, amarlos y hacerlos crecer.

Nanu Nanu.