lunes, octubre 17, 2005

Coprológicamente

No apto para impresionables.

Cursi como siempre, pero vamos: hasta el viernes, no había tomado nunca conciencia del significado cabal de la frase "metido en KK hasta las orejas".
Galones y galones del líquido elemento (¿?) emanaron del cuerpecito de mi sobrino, que se las arregló para estar como la frase cuando quise cambiarle los pañales. Qué cosa espantosa, Dios mío, con el perdón del susodicho lo digo, pero fue verdaderamente terrible, y ni hablar a la hora de lavarlo (convengamos que el pololo no me salió muy amante de la higiene que digamos), años de entrenamiento no podían prepararme para esta situación. No doy más detalles para no herir la sensibilidad del lector.
Que conste en actas que no es la primera vez que performo este acto, o sea convengamos que no es big deal, pero esta vez me sobrepasó la *magnitud* de lo acontecido (qué elegante para expresarme, che), sobre todo la magnitud, a ver si el chico todavía se me ahogaba ahí!!!
Soy una gronchita de cuidado, sepan disculpar.