martes, diciembre 06, 2005

Havaianas

You can do anything but lay off of my blue suede shoes

Leyendo este post me acordé de mis amadas ojotitas del alma, iguales a estas:
pero blancas y negras, que Supermom trajo de unas vacaciones en Brasil allá por el 2002 y de las cuales me apropié impunemente. Mantuvimos un tórrido romance durante 2 años, pero las guachas se rompieron el verano pasado en las sierras, creo, o en la ducha, algo así. Las reemplacé con unas Rider negras, (ya hablé de esto) que, todo hay que decirlo, son muy *monas* y se portan excelente, pero las Havaianas son las Havaianas! Compartimos tantos momentos juntas... incluso casi pierdo al Chapuliño por esto, es una larga y triste historia pero pa que está el blog si no es para contar estas giladas:
Resulta que las chancletas tenían apenas unos días cuando me fuí a pasar el fin de semana a CP. No va que me hago la cheta y me las pongo para salir *de paseo* con el Ch. y nos vamos por la ribera del río. Héte aquí que veníamos de unos días lluviosos con los cuales la arena habíase transformado en un fango medio movedizo, pero Atalía, valiente y arrojada, decidió hacerse la diva y sacarse una foto en esta zona aledaña al agua (del río). Say cheeseee! clic, y cuando me dispongo a volver a la vereda, se me hunden las patas en las *arenas movedizas*!!! Emergí triunfante... pero con una ojota menos. La busqué y la busqué, hurgué y hurqué la arena pero naranja Fanta, se la había tragado la tierra (nunca mejor usada la expresión "literalmente"). Me enojé una barbaridad, nos pusimos a pelear con Ch. que me decía que no hiciera tanto drama por una ojota, el *bañero* trataba de disimular que se estaba cagando de la risa, volví cojeando con cara de orto a ponerme otras sandalias, y guay del que me mirara raro por andar descalza, y a las horas nomás ya tenía un harrrmoso resfrío por andar metida en la arena mojada.
Supuestamente esa noche yo tenía que volverme, pero le *imploré* alojamiento al C. hasta el otro día, el muy inocente me lo brindó sin condiciones, sin saber la que se le venía encima...
Al otro día, lo levanté a las 8:30 am (estamos hablando de enero, mes donde nadie, y menos Ch., osa asomar la nariz al mundo antes de las 12 am), lo conminé a que me prestara un par de palas y a que me acompaña al balneario a buscar a mi tesssoro. El pobre puso la resistencia que pudo, pero terminó cediendo y allá nos fuimos. Cavé y cavé, luego de prometerle al bañero (que era el mismo del día anterior) que iba a rellenar el pozo; a todo esto la playita estaba vacía pero empezaba a llegar gente, y Ch. me ayudó hasta que tuvimos un pocito de medio metro de hondo más o menos y un metro cuadrado de superficie, ante lo cual y viendo que los esfuerzos eran infructuosos y que ya había varias *gentes* mirando nuestro accionar, el pobre chico abandonó la empresa y se sentó a la sombra, habiendo renunciado también a disuadirme, pobre, y me miraba con cara de no poder creerlo... yo creo que ese fue uno de los grandes momentos de crisis de nuestra relación, me juego a que Ch. estaba pensando en salir corriendo, pero aguantó firmemente, aunque todo hay que decirlo, medio que se hacía el que no me conocía... aunque poco pudo disimular cuando yo, que había cambiado de estrategia y había optado por agrandar el pozo hacia los costados, en vez de hacia abajo, salí triunfante sacudiendo mi ojota perdida y gritándole "Viste que la iba a encontrar!!!", llamando la atención de los dos gatos locos que todavía no se habían puesto a mirarme de coté disimuladamente para ver qué carajo estaba haciendo.
El muchacho se comportó a la altura de las circunstancias, se cagó de la risa y hasta rellenó el pozo, y lo que es más, siguió siendo mi Chapuliño, pero eso sí, desde ahí nunca más me dijo que fuéramos al río cuando había llovido... todo no se puede.